martes, 3 de julio de 2012

Vamos empeorando...a veces.

Hace muchos meses que escribo ninguna entrada y debo confesar que no ha sido por falta de tiempo, sino de ganas y es que cuando la enfermedad hace un cambio a mi me cuesta la vida adaptarme.
Despues de la última entrada todo parecía color de rosa, había sonrisas y buenos deseos y por un momento tuvimos el espejismo de que el tiempo se había detenido...pero no, en otoño el caracter de mi padre empezó a agriarse al ritmo de la caida de la hoja. Comenzó a ser mucho más evidente su pérdida de memoria incluso para las personas que nos tachaban de alarmistas ("¿Tú padre alzehimer...? que exagerada eres, sólo está distraido...") y llegué a pensar que habiamos entrado en el principio de la cuenta atrás en modo caida libre.
Para terminar de desajustar el estado emocional de mi padre, ésta temporada Otoño-Invierno hemos visitado las instalaciones del tanatorio mucho más de lo que sería lógico, hemos despedido a tantos familiares, amigos y conocidos...y todas esas situaciones le van desequilibrando, le ponen en la disyuntiva de elegir una opción:  huir de la realidad y perderse en sus antiguos recuerdos o enfrentar los hechos y sentir todo el dolor de la pérdida; según el grado de apego, él se decantaba por una opción o por otra, demostrando que aún con la enfermedad su mente crea mecanismos de defensa para poder sobrellevar las situaciones dolorosas.
El golpe más fuerte lo afrontó en el mes de Abril, cuando falleció de forma repentina mi suegro y, aunque parezca imposible, creo que desde entonces a experimentado una leve mejoría, es como si pensara que le necesitamos y que no puede dejarse comer el terreno. Fué quizá el golpe más duro de todo el año, pero también fué el momento en el que más hemos sentido su cariño. Ahora expresa mejor sus sentimientos, es como si la enfermedad le hubiera convertido en un ser desinhibido, sin miedo a mostrar sus emociones, con una gran necesidad de acariciar, de besar, de decir "te quiero". Al dia siguiente de que mi suegro nos dejara falleció otro familiar-amigo, pero fué demasiado para su cerebro y decidió bloquear el dolor, así que no reconoció al difunto, se cerró en banda diciendo que no sabía quién era ese señor y a otra cosa, mariposa...eso sí, saludó sin ningún problema al resto de la familia y a todos los amigos dando muestras de una lucidez inmejorable. Sinceramente, llegó a darme envidia esa capacidad de decir "basta" a las situaciones dolorosas.
Y a día de hoy puedo decir que nos pregunta una y otra vez lo mismo, que hay que tenerlo vigilado cuando entra en la ducha porque se empeña en volver a utilizar las prendas sucias o incluso las vuelve a guardar en los cajones, que cuando se hace de noche se despista totalmente y por ello a decidido que cuando se va el sol hay que estar en casa cenando, que cuando alguna persona no le gusta no se corta un pelo y le ignora o le hace algún comentario poco educado, total que perdemos memoria pero ganamos cariño, tenemos rarezas pero también besos....y al final sólo nos queda la del chiste: "Virgencita, que me quede como estoy...".